Desde Orión: Apertura 2025–2040
Una transmisión para quienes ya sienten el pulso del cambio
Desde Orión no se anuncian eventos, se marcan umbrales. Lo que aquí compartimos
no son predicciones, sino coordenadas para navegar un tiempo que ya ha
comenzado a desplegarse. Este ciclo, que arranca con fuerza desde esta media
primavera hasta medio otoño, es sólo el primer suspiro de una transformación
mayor que no tendrá pausa desde febrero de 2026 hasta más allá de 2040.
Estos gráficos no señalan finales, sino inicios. Y cuando los inicios se
acumulan, lo viejo se fractura, la piel cambia, las crisis aparecen como
portales. Cada inicio es una tensión, una decisión, un posible nuevo eje. No es
casualidad que los próximos 15 años estén sembrados de estos puntos de
arranque.
Este trabajo está basado en el Índice 0º Aries, que no mide la distancia entre
planetas, sino el pulso desde el punto cero del zodiaco. Es una mirada desde el
Origen, no desde la relación. Una lectura más vertical, más radical. Y sí, lo
llevo diciendo hace más de diez años… y no, no es que me explique mal, es que
el oído para esto aún está despertando.
Gráfico 1 – El Largo Latido: 300 años de Inicios
Este gráfico es la gran panorámica. Aquí se ven los ritmos
mayores, los pulsos tectónicos del tiempo. Desde esta altura, las crisis no son
fallas, sino puntos de inflexión. El patrón es claro: donde se acumulan los
inicios, la historia cambia de dirección.
Este gráfico nos dice que lo que estamos viviendo no es un ciclo más, es un eco
profundo de otros grandes virajes. Lo que se abre ahora está a la altura de los
nacimientos de eras. Y desde Orión, se ve todo: no en detalle, sino en
vibración.
Gráfico 2 – Del 2000 al 2040: El Umbral de lo Nuevo
Aquí ya no estamos en la larga onda, sino en el borde del
presente. Este gráfico muestra cómo, desde el 2000, la densidad de inicios va
en aumento, preparando el terreno para el gran salto.
Entre 2025 y 2040, la cantidad de puntos de inicio se dispara. No es casual:
estamos cruzando un umbral que no tiene regreso. Es el corazón de la
transformación. Lo que antes eran síntomas ahora se vuelven estructuras nuevas.
Lo nuevo no es opcional. Lo nuevo ya está.
Desde Orión, este gráfico no se lee con la mente, sino con el cuerpo. ¿Sientes
la aceleración? ¿La urgencia? ¿La vibración de lo inevitable?
Gráficos 3 y 4 – 2025–2040: El Núcleo del Cambio
Estos dos gráficos entran al detalle del núcleo ardiente: el
gran tramo de 15 años donde los inicios no sólo se multiplican, sino que se
entrecruzan, chocan, se combinan. Es aquí donde la historia se vuelve
laboratorio.
Ya no estamos en el “viene algo nuevo”, ya está ocurriendo. Este periodo
concentra inicios como pocas veces se ha visto. Por eso la sensación de
aceleración, de colapso, de desborde. No son errores del sistema: es el sistema
dejando de ser.
Cada año dentro de este ciclo trae su propia sacudida, su propia posibilidad de
sintonía o desajuste. Desde Orión, se ve claro: esta es la espiral que redefine
todo — lo económico, lo espiritual, lo tecnológico, lo humano.
Gráfico 5 – 2025–2028: El Encendido
Este gráfico es el disparo de salida. Si los anteriores
mostraban una curva ascendente de inicios, aquí es donde esa curva se convierte
en llama viva. Entre 2025 y 2028 no se sugiere el cambio: se impone.
Todo lo que no se alinee con esta nueva vibración comienza a desmoronarse, por
dentro o por fuera. Es un ciclo corto, pero intensísimo, donde las estructuras
personales, sociales y planetarias se recalibran o se quiebran.
Desde Orión, esto no se vive como catástrofe, sino como acto creador. El caos
no es más que el lenguaje del nacimiento. Este es el periodo donde sembramos la
dirección del resto del ciclo. Por eso, es vital caminarlo con conciencia, con
coraje, y con visión de largo plazo.
Epílogo – La Fuerza del Presente
Todo esto que se abre —estos gráficos, estos inicios, estos
pulsos— no son un castigo, son una oportunidad. Una invitación profunda a salir
del piloto automático y volver a habitar la vida con todos los sentidos
despiertos.
Cada crisis es una puerta. Cada inicio es una chispa que puede encender una
nueva forma de ser, de crear, de vivir. Este tiempo no destruye por capricho:
desmantela para que algo más verdadero emerja.
Pero nada está garantizado. El salto depende de la actitud de cada uno. Quien
se encierre en el miedo, sentirá pérdida. Quien respire profundo y diga “aquí
estoy, listo para vivir esto con todo”, sentirá crecimiento. Todo encauza para
mejorarlo todo — si uno se alinea, si uno dice sí.
Desde Orión no hablamos para explicar, sino para encender. Lo que viene
necesita tu fuego, tu decisión, tu verdad. Este es el tiempo. No más tarde. No
mañana. Ahora.
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