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jueves, 10 de abril de 2025

Desde Orión: Apertura 2025–2040

 


Desde Orión: Apertura 2025–2040

Una transmisión para quienes ya sienten el pulso del cambio

Desde Orión no se anuncian eventos, se marcan umbrales. Lo que aquí compartimos no son predicciones, sino coordenadas para navegar un tiempo que ya ha comenzado a desplegarse. Este ciclo, que arranca con fuerza desde esta media primavera hasta medio otoño, es sólo el primer suspiro de una transformación mayor que no tendrá pausa desde febrero de 2026 hasta más allá de 2040.

Estos gráficos no señalan finales, sino inicios. Y cuando los inicios se acumulan, lo viejo se fractura, la piel cambia, las crisis aparecen como portales. Cada inicio es una tensión, una decisión, un posible nuevo eje. No es casualidad que los próximos 15 años estén sembrados de estos puntos de arranque.

Este trabajo está basado en el Índice 0º Aries, que no mide la distancia entre planetas, sino el pulso desde el punto cero del zodiaco. Es una mirada desde el Origen, no desde la relación. Una lectura más vertical, más radical. Y sí, lo llevo diciendo hace más de diez años… y no, no es que me explique mal, es que el oído para esto aún está despertando.

Gráfico 1 – El Largo Latido: 300 años de Inicios

Este gráfico es la gran panorámica. Aquí se ven los ritmos mayores, los pulsos tectónicos del tiempo. Desde esta altura, las crisis no son fallas, sino puntos de inflexión. El patrón es claro: donde se acumulan los inicios, la historia cambia de dirección.

Este gráfico nos dice que lo que estamos viviendo no es un ciclo más, es un eco profundo de otros grandes virajes. Lo que se abre ahora está a la altura de los nacimientos de eras. Y desde Orión, se ve todo: no en detalle, sino en vibración.

Gráfico 2 – Del 2000 al 2040: El Umbral de lo Nuevo

Aquí ya no estamos en la larga onda, sino en el borde del presente. Este gráfico muestra cómo, desde el 2000, la densidad de inicios va en aumento, preparando el terreno para el gran salto.

Entre 2025 y 2040, la cantidad de puntos de inicio se dispara. No es casual: estamos cruzando un umbral que no tiene regreso. Es el corazón de la transformación. Lo que antes eran síntomas ahora se vuelven estructuras nuevas. Lo nuevo no es opcional. Lo nuevo ya está.

Desde Orión, este gráfico no se lee con la mente, sino con el cuerpo. ¿Sientes la aceleración? ¿La urgencia? ¿La vibración de lo inevitable?

Gráficos 3 y 4 – 2025–2040: El Núcleo del Cambio

Estos dos gráficos entran al detalle del núcleo ardiente: el gran tramo de 15 años donde los inicios no sólo se multiplican, sino que se entrecruzan, chocan, se combinan. Es aquí donde la historia se vuelve laboratorio.

Ya no estamos en el “viene algo nuevo”, ya está ocurriendo. Este periodo concentra inicios como pocas veces se ha visto. Por eso la sensación de aceleración, de colapso, de desborde. No son errores del sistema: es el sistema dejando de ser.

Cada año dentro de este ciclo trae su propia sacudida, su propia posibilidad de sintonía o desajuste. Desde Orión, se ve claro: esta es la espiral que redefine todo — lo económico, lo espiritual, lo tecnológico, lo humano.

Gráfico 5 – 2025–2028: El Encendido

Este gráfico es el disparo de salida. Si los anteriores mostraban una curva ascendente de inicios, aquí es donde esa curva se convierte en llama viva. Entre 2025 y 2028 no se sugiere el cambio: se impone.

Todo lo que no se alinee con esta nueva vibración comienza a desmoronarse, por dentro o por fuera. Es un ciclo corto, pero intensísimo, donde las estructuras personales, sociales y planetarias se recalibran o se quiebran.

Desde Orión, esto no se vive como catástrofe, sino como acto creador. El caos no es más que el lenguaje del nacimiento. Este es el periodo donde sembramos la dirección del resto del ciclo. Por eso, es vital caminarlo con conciencia, con coraje, y con visión de largo plazo.

Epílogo – La Fuerza del Presente

Todo esto que se abre —estos gráficos, estos inicios, estos pulsos— no son un castigo, son una oportunidad. Una invitación profunda a salir del piloto automático y volver a habitar la vida con todos los sentidos despiertos.

Cada crisis es una puerta. Cada inicio es una chispa que puede encender una nueva forma de ser, de crear, de vivir. Este tiempo no destruye por capricho: desmantela para que algo más verdadero emerja.

Pero nada está garantizado. El salto depende de la actitud de cada uno. Quien se encierre en el miedo, sentirá pérdida. Quien respire profundo y diga “aquí estoy, listo para vivir esto con todo”, sentirá crecimiento. Todo encauza para mejorarlo todo — si uno se alinea, si uno dice sí.

Desde Orión no hablamos para explicar, sino para encender. Lo que viene necesita tu fuego, tu decisión, tu verdad. Este es el tiempo. No más tarde. No mañana. Ahora.


























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