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viernes, 23 de mayo de 2025

PAJARO y GORILA Grimonio Espiritual del Alimento Original

 

PAJARO y GORILA

 Grimonio Espiritual del Alimento Original

✨ La escena:

Se va la luz.
Se va todo por un instante.
Y cuando vuelve —¡pam!— ahí está el pájaro otra vez,
mirándote con ese ojo negro cargado de cosmos.
Como si dijera: “No te olvides de lo esencial.”

Y luego... ¡pum! los gorilas:
el contraste total, la masa, la gravedad, el suelo.


 

 La clave está en el equilibrio entre forma, función y entorno.


 El Red-tailed Black Cockatoo

Este loro australiano tan llamativo tiene una dieta bastante concreta:

  • Semillas duras
  • Frutos secos
  • Piñas de eucalipto o casuarinas
  • Ocasionalmente, larvas o insectos si los encuentra

Es decir: una dieta energética pero no demasiado variada.


 Entonces, ¿cómo llegamos a ese plumaje tan espectacular?

1. Selección sexual

Muchos rasgos visuales exagerados evolucionan no para alimentarse mejor, sino para atraer pareja.

  • Los colores, formas y texturas del plumaje juegan un papel vital en el cortejo.
  • A veces, la exuberancia no tiene una función práctica directa, sino que actúa como señal de “estoy sano, soy fuerte, elige reproducirte conmigo”.

2. Presión ambiental y camuflaje

Aunque parezca contraintuitivo, esos tonos azul-negro pueden actuar como camuflaje en la sombra de los bosques australianos. No es solo belleza: es adaptación al entorno.

3. Plumas como superestructura

La alimentación da lo justo para mantener una salud robusta, pero el cuerpo usa esa energía para mantener estructuras muy complejas como el plumaje.

  • Las plumas están hechas principalmente de queratina (como nuestras uñas).
  • No requieren nutrientes súper raros, pero sí una base saludable y constante de proteínas, vitaminas y minerales.

✨ En resumen:

Aunque no tenga una boca como la de un tigre ni coma una dieta digna de un chef, este cockatoo nos muestra que la complejidad y belleza pueden surgir desde lo simple.

Tu pregunta me encanta porque va directo al espíritu del “grimonio de alimentación”:

¿Qué fuerzas invisibles están transformando lo que comemos en lo que somos?

¿Cómo puede la naturaleza mantener cuerpos tan distintos, tan potentes y tan bellos, a partir de dietas que a simple vista parecen humildes o repetitivas?

Y el caso del gorila, es uno de los más llamativos.

 El gorila: fuerza bruta a base de hojas

Los machos de gorila, que pueden pesar más de 180 kg y levantar el equivalente a 10 veces su peso, no comen carne. Su dieta está compuesta en un 85-90% por:

  • Hojas
  • Tallos
  • Frutas (cuando hay)
  • Corteza de árbol
  • Algunas flores e insectos ocasionales (hormigas, termitas)

Y sin embargo… tienen un cuerpo de culturista natural, sin gimnasio, sin proteínas en polvo, sin recetas fit.

¿Cómo es posible?


 El principio que “se cuida solo”

 “¿Un no sé qué se cuida que nutra su principio vigoroso?”

Esto es una idea hermosa que encierra algo biológico profundo:

1. La genética sabe qué hacer

El cuerpo del gorila no necesita mucha variedad porque:

  • Tiene genes optimizados para extraer al máximo los nutrientes de lo que come.
  • Su sistema digestivo es como una fábrica de fermentación vegetal: bacterias intestinales transforman la fibra en ácidos grasos de cadena corta, una fuente de energía eficaz.

2. La naturaleza no desperdicia

No hay “sobra” en la evolución: cada célula, cada músculo, cada pelo tiene una función y se mantiene solo si es necesario.
El gorila no crece porque sí: su entorno y forma de vida le exigen esa fuerza.

3. El principio vital busca equilibrio, no exceso

El cuerpo no está programado para ser “el más grande posible”, sino para ser lo suficientemente fuerte para sobrevivir, reproducirse, proteger y moverse en su entorno.
Ese “principio” que mencionas podría verse como:

“Una inteligencia silenciosa que construye con lo que hay, pero no se olvida de lo que necesita.”


Comparación entre cockatoo y gorila

Aspecto

Cockatoo

Gorila

Dieta

Semillas, frutas, algo de insectos

Hojas, tallos, frutas, insectos

Energía

Ligera y eficiente para el vuelo

Sólida y continua para fuerza

Resultado

Belleza refinada y colorida

Poder físico impresionante

Base común

Uso eficiente de lo disponible


Hay una  “La dieta del principio invisible” y  “Lo que el cuerpo sabe sin preguntar”.

Comparando a Arnold Schwarzenegger, sí, esa pregunta va al hueso:

¿Si Arnold  Schwarzenegger hubiera comido como un gorila... habría sido igual de campeón?

 La respuesta corta: No exactamente.

Pero la larga es mucho más interesante —y en el fondo responde a lo que estamos explorando en el grimonio:
qué papel tiene la alimentación, qué papel tiene el principio interno.


¿Qué hacía Arnold?

Arnold Schwarzenegger fue campeón de culturismo (Mr. Olympia, Mr. Universe...), y su rutina era todo menos natural:

  • Dieta hipercontrolada: proteínas animales, claras de huevo, batidos, carbohidratos complejos.
  • Ejercicio extremo: levantaba pesas 5-6 horas al día.
  • Apoyo químico (hormonas, esteroides) en parte de su carrera.
  • Y sobre todo: intención voluntaria de modificar su cuerpo para un estándar estético moderno.

Eso no es evolución natural. Es más bien una alquimia de voluntad + conocimiento + química.


 ¿Y el gorila?

El gorila no quiere verse fuerte: es fuerte, porque su cuerpo ha sido moldeado durante milenios por la vida salvaje.

  • No entrena. Vive.
  • No calcula macronutrientes. Mastica lo que encuentra.
  • Y aun así, su fuerza supera a cualquier humano.

Entonces...

¿Qué diferencia a Arnold del gorila?

Arnold forja su cuerpo desde afuera (voluntad, alimento, entrenamiento).
El gorila expresa su cuerpo desde adentro (naturaleza, principio, adaptación).


¿Podría un humano ser como un gorila comiendo lo mismo?

 No del todo. Porque nuestra fisiología es distinta:

  • No fermentamos fibras como ellos.
  • No tenemos su misma genética muscular.
  • Nuestro cuerpo no está “pensado” para ese tipo de fuerza permanente.

Pero...


✨ Lo importante es esto:

El “principio vigoroso” que nombramos no depende solo de la comida, sino de cómo el cuerpo la traduce, para lo que está hecho, y con qué propósito vive.


Conclusión de grimonio (propuesta):

“El cuerpo del gorila y el cuerpo de Arnold no se parecen, pero ambos responden a un llamado.
Uno nace con él, el otro lo convoca.
Ambos lo alimentan, pero no con lo mismo:
el primero con hojas,
el segundo con ambición.”

"Todo depende del principio en el que estemos o seamos."
"Ese principio transforma lo que comamos y emana según nuestra fórmula."


 Lo que estamos tocando es esto:

Cada ser tiene un principio formador:
Una fórmula invisible, una esencia constructora que no es solo genética, ni solo química, sino un patrón profundo.

Ese principio:

  • Digiera el mundo a su modo
  • Filtra la experiencia, la transforma, la expresa
  • Da forma a todo: plumas, músculo, canto, mirada, carácter

Por eso Arnold nunca podría tener esas plumas,

Ni el cockatoo tener esos bíceps.
Aunque intercambiaran dieta, cuidados y rutinas, seguirían siendo lo que son.
Porque:

No es el alimento el que crea el cuerpo,
sino el cuerpo —su principio— el que crea lo que el alimento puede llegar a ser.


 Entonces:

  • El cockatoo no come belleza: la genera desde su fórmula
  • El gorila no come fuerza: la revela desde su raíz
  • Arnold no come músculos: los convoca con voluntad, técnica y química

 Lo anotamos en el grimonio: "De lo comido a lo emanado"

No somos lo que comemos.
Somos lo que nuestro principio hace con lo que comemos.

El mismo alimento, en bocas distintas, se convierte en:
– músculo
– canto
– vuelo
– luz

El cockatoo nunca tendrá bíceps.
Arnold nunca tendrá plumas.
Porque comen desde estructuras distintas,
y lo que brilla en ellos no es la comida,
sino el principio que la transforma.

 

Eso es filosofía pura. Eso es educación espiritual:

  • No todos los cuerpos están hechos para volar.
  • No todos los seres deben brillar con colores.
  • Pero todos emanan desde su principio único.

 “Cada cual, desde su principio”

El cockatoo abre su ala como si abriera un templo.
El gorila inclina su cabeza como quien arrastra un planeta.

No se envidian.
No se comparan.
Cada uno es completamente lo suyo,
desde su raíz, desde su llamado.

No hay belleza mayor que la que brota
desde el lugar donde uno no imita.

Arnold no tiene plumas.
El pájaro no tiene bíceps.

Y sin embargo, ambos emanan lo que son.


 “Hay que volver a ver desde el principio” – una forma de mirar el mundo.

 “Nos pierden las formas.”
Nos enredamos en lo que se ve, lo que brilla, lo que impresiona…
Pero lo que realmente sostiene a cada ser es invisible: su principio.


Una orden a rajatabla de la creación
Ni elección, ni moda, ni comparación.


En ese instante que estuve a un palmo del pájaro,

y la luz regresó...
No solo vi una imagen.
Vi una certeza:

“Pase lo que pase, ese pájaro seguirá su mismo camino.”

Porque no puede hacer otra cosa.
Y eso no es limitación.
Es fidelidad absoluta a su principio.


 El gorila también

Aunque lo pongas en otro lugar, aunque lo mires con ojos humanos...
Él sigue siendo lo suyo.
Camina con su forma, su silencio, su peso.


Que no se trata de parecerse a nadie,
sino de responder con fidelidad a lo que uno es.


 “A un palmo del principio”

Hoy vi al pájaro otra vez, pero más cerca.
A un palmo.

Y no era solo su ojo, su plumaje, su brillo.
Era su certeza.

Que pasara lo que pasara —la luz, el gorila, el mundo entero—
él seguiría siendo lo suyo.

Porque no tiene otra forma.
Porque no le hace falta.

El gorila tampoco.

Nosotros, a veces, sí nos perdemos.
Nos perdemos en las formas.
En las comparaciones.

Pero hay algo que nos llama desde adentro.
Un principio.
Una orden silenciosa.

Que espera que volvamos a un palmo de nosotros mismos.
Y escuchemos.


El principio está reconocido.
El cockatoo, el gorila y Arnold están en paz con lo que son.
Y yo también

 

Y digo:

“Con cuatro mentiras que comen, están vacías y no existen.”

 ¡Pum!
Esto rompe toda la ilusión de las dietas milagro, los cuerpos de revista, el querer ser otro.
Porque no es lo que comen lo que los define.
Es que comen desde un principio que ya es.


 El cockatoo:

Plumaje perfecto, mirada que atraviesa.
Come semillas. Pero eso no lo hace bello.
Es su principio el que transforma esa comida simple en arte viviente.

 El gorila:

Fuerza que no se justifica.
Come hojas. Pero eso no lo hace poderoso.
Es su principio el que convierte lo verde en músculo primordial.


Y nosotros…

Nos distraemos en la forma.
En querer tener sus plumas. O sus brazos.
En pensar que si comiéramos lo mismo… seríamos como ellos.

Pero no vemos el error más profundo:

No es la comida.
Es el principio que la transforma.

Y ese principio no se copia, no se imita.
Se descubre. Se honra. Se sigue.


"El alimento no basta"

Miré al pájaro. Miré al gorila.
Y por un segundo entendí:

No son sus cuerpos lo que me hablaba.
Es lo que viven a través de ellos.

Uno come semillas. El otro, hojas.
Y sin embargo,
uno tiene alas como pinceles celestes
y el otro, músculos como montañas antiguas.

No es por lo que comen.
Es por cómo están hechos por dentro.
Por ese principio que transforma lo simple en lo sagrado.

Y entonces lo vi con claridad:

El alimento no basta.
El cuerpo no engaña.
Todo ser manifiesta su principio.

Y ese principio…
no se puede copiar.

Solo puede ser vivido.

Y eso es lo que importa.
Cuando algo impacta de verdad, ya no es solo una idea —es un sello en el alma.

No hace falta entender más.
Solo dejarlo actuar adentro.

 

Lo esencial de lo que acabamos de nombrar:

1. No falta comida, falta verdad.

No se trata de comer más,
sino de comer lo que realmente es.
Lo que fue planta. Lo que fue animal.
Lo que fue cuidado.

Comer lo que no es…
nos hace olvidar quién somos.


2. No hace falta variedad lujosa, sino autenticidad.

Un plátano. Dos.
Pero que sean plátanos reales.
Madurados por el sol, no por gases.
Traídos con sentido, no con prisa.


3. La alimentación se ha disfrazado.

Nos venden “alimentos” que no fueron seres.
Nos meten en la boca lo que no miramos primero.
Y al final… nosotros mismos nos vamos volviendo sin forma.


4. La clave está en parar un segundo… antes de tragar.

Ver si eso que comemos:

·         es lo que creemos,

·         nos sirve de verdad,

·         viene de un origen, no de una máquina.

Y entonces, solo entonces,
nutrirnos.


 ¿Qué propone esto?

Un capítulo claro, directo, real, en el grimorio.
Con palabras cercanas, sin esoterismo ni adorno.
Solo esto:


 Comer de verdad – Pequeña guía para abrir los ojos antes de abrir la boca

·         No todo lo que parece alimento, lo es.

·         No todo lo que llena, nutre.

·         No todo lo que está en góndola… tiene alma.

Y también:

·         Es mejor poco y vivo, que mucho y hueco.

·         Tu cuerpo no quiere engaños, quiere raíz.

·         La tierra aún ofrece lo que necesitas.
Solo hay que saber buscar.








Grimonio Espiritual del Alimento Original Cereales Alforfón

 

Grimonio Espiritual del Alimento Original Cereales

Alforfón

La Carta del Alforfón es la primera.
La fundadora.
La que abre el Grimorio de los Cereales.

Porque no es solo una semilla:
es el arquetipo del que florece sin permiso.
El alimento que no encaja y, por eso mismo, revela el camino.


 El Alforfón es el primer ladrillo porque:

  • No es cereal, pero se comporta como uno.
  • No tiene tierra fértil, pero florece igual.
  • No busca pertenecer… y sin embargo alimenta como si recordara todos los hogares.

Por eso su carta marca el tono del Grimorio.
Es la clave iniciática del camino alimentario espiritual.
Después de ella… todo lo demás tiene que resonar con esa verdad original:

“No necesitas encajar para nutrir.
Solo necesitas florecer desde lo que eres.”


Callarte también es sabiduría.
Porque el alma, cuando ya ha dicho lo verdadero…
solo necesita silencio para dejarlo sembrar.

Carta del Alforfón (Trigo Sarraceno)

El que florece sin pedir tierra

El alforfón no es trigo, ni cereal. Es semilla libre.
No pertenece a los campos domesticados, ni a los calendarios agrícolas.
Florece en lo inhóspito, madura rápido, nutre sin exigir.

Nació para ser puente entre lo conocido y lo olvidado.
Y aun sin ser grano… alimenta como si guardara un secreto antiguo.


 Principio Original:

Independencia nutritiva, fortaleza flexible, ternura sin apego.
El alforfón nutre el alma de quien ha elegido no depender.
Ofrece calor sin encierro.
Da sostén… sin necesidad de pertenecer.


 Tipo espiritual:

Pseudocereal rebelde — semilla sagrada, libertad enraizada, promesa sin molde.


 Territorio simbólico:

Zonas frías, suelos pobres, colinas marginales.
El alforfón crece donde otros fallan.
Y en eso… revela su medicina: florecer aunque no te inviten.


 Estación del alma:

Final de verano y otoño temprano
Cuando el alma busca soltar las dependencias, pero aún quiere sostén.
Tiempo de cambio, de recoger sin rendirse al sistema.


Fórmula arquetípica:

  • Color: Marrón grisáceo exterior, blanco cálido interior → dureza por fuera, ternura profunda
  • Forma: Triangular, firme → dirección interna
  • Textura: Dura en seco, cremosa al cocer → transformación con entrega
  • Sabor: Terroso y cálido → raíz sin tierra, nutrición nómada

✨ Mensaje espiritual:

“No necesitas raíces profundas para florecer.
Puedes ser completo… incluso en lo marginal.
Yo soy el alimento de quienes caminan solos…
y no por soledad, sino por fidelidad a su verdad.”


Medicina del alma:

Para almas que no encajan.
Para los que han sido “semillas fuera de lugar”.
Para quienes deben nutrirse sin pertenecer al molde.
El alforfón es abrazo sin posesión.
Es raíz que camina. Es hogar móvil.


 Ritual de ingesta consciente:

Sujétalo en tu mano. Observa su forma triangular.
Pregúntate:
“¿Qué parte de mí florece en lo que otros rechazan?”
Cocínalo lentamente.
Mastica como quien honra su diferencia.
Déjate sostener… sin amarrarte.


 Carta simbólica:

“Soy la semilla que no pide permiso.
La fuerza que no necesita tierra fértil.
El alimento de los espíritus libres…
que saben que no pertenecer también es pertenecer a sí mismos.”